Los principales, y a los que me referiré en este blog son: el
tiempo de protrombina (
TP) y el
tiempo de tromboplastina parcial (
TPT). Estas pruebas son utilizadas para evaluar la vía extrínseca y la vía intrínseca de la coagulación respectivamente.
El tiempo de protrombina evalúa los factores I, II, V, VII y X de la vía extrínseca, mientras que el TPT evalúa los factores comunes II y V (pero además el VIII, IX, XI y XII).
Curiosamente, y pocos lo saben, el reactivo de TP es preparado a partir de tejidos cerebrales frescos de conejo. Esto produce una variabilidad innata, por lo cual el fabricante del reactivo proporciona un valor de sensibilidad del reactivo, conocido como ISI. Este valor se emplea para calcular un INR: Radio Internacional Normalizada que es una medida estandarizada de la coagulación del paciente, independiente del reactivo de Tromboplastina utilizado.
El tiempo de protrombina es utilizado normalmente para el monitoreo de medicamentos como la cumarina/warfarina (antagonistas de la vitamina K). Esto normalmente en paciente operados del corazón o bien aquellos con riesgo mayor de coágulos.
El tiempo de tromboplastina parcial se usa más bien en la investigación de deficiencias congénitas o adquiridas de factores de coagulación, un ejemplo muy puntual sería la hemofilia donde puede haber deficiencia total o parcial del factor VIII de la coagulación.
De manera rutinaria ambos tiempos se recomiendan practicar previo a cualquier cirugía, incluyendo las extracciones dentales (donde pocas veces los solicitan). Además son útiles para descartar problemas de petequias (moretones) de aparición espontanea o cualquier sangrado anormal.
Además de estas dos pruebas, existen muchísimas más que no menciono, que son empleadas en combinación con la medición de plaquetas para revisar la coagulación, como lo que es: un proceso complejo donde participan múltiples actores.